El pasado día 27 de febrero, tuvimos en nuestro convento la Vigilia de Oración y Cena Solidaria, en favor de Manos Unidas. Comenzamos después de la Eucaristía conventual de las 18:30. A las 19:30 de la tarde, ya todo estaba preparado. En el proyector se podia ver y escuchar un canto: "Todo es de todos".
Durante la celebración se leyeron varios textos, todos sobre la necesidad de paliar el hambre en la tierra, de compartir lo que tenemos con las personas que mas lo necesitan. Traigo hasta aqui algunos de los textos, para tu reflexión:
Mito 1: No hay suficientes alimentos para todos.
Realidad: Abundancia, no escacez, es lo que mejor describe la disponibilidad de comida en el mundo. Suficiente trigo, arroz y otros granos son producidos para proveer a cada ser humano 3.500 calorías al día. Esto sin considerar siquiera muchos otros alimentos consumidos comunmente, como vegetales, frijoles, nueces, tubérculos, frutas, carnes o pescados. Hay suficientes alimentos disponibles para proveer por lo menos 4,3 libras de comida por persona al día en todo el mundo: dos libras y media de grano, de frijoles y nueces, alrededor de una libra de frutas y de vegetales y casi una libra de carne, leche y huevos—esto sería suficiente para engordar a casi todo el mundo! El problema es que mucha gente es muy pobre para comprar los alimentos que hay disponibles. Inclusive muchos de los "países con hambre" tienen suficiente comida para toda su población en este momento. Muchos de ellos son exportadores netos de alimentos y de otros productos agrícolas.
Mito 2: La naturaleza es culpable de la hambruna
Realidad: Es muy fácil culpar a la naturaleza. Fuerzas creadas por los seres humanos están haciendo a la gente cada vez más vulnerable a los caprichos de la naturaleza. Hay siempre comida disponible para aquellos que puedan pagarla y la hambruna, en los tiempos difíciles golpea solamente a los más pobres. Millones viven al borde del desastre en el sur de Asia, Africa y otras partes, porque fueron despojados de sus tierras por una minoria poderosa, y están atrapados permanentemente por la presión de las deudas o recibiendo salarios miserables. Los eventos naturales rara vez explican las muertes; ellos son simplemente el empujón final sobre el abismo. Instituciones y políticas, hechas por seres humanos, determinan quienes comen y quienes pasan hambre en los tiempos difíciles. Asimismo, en los Estados Unidos, muchos de los que no tienen casa mueren de frío cada invierno y a pesar de esto la responsabilidad última no la tiene el clima. Los reales culpables son una economía incapaz de ofrecer a todos oportunidades y una sociedad que coloca la eficiencia económica por encima de la compasión.
Mito 3: Hay demasiada gente
La Realidad es que las tasas de nacimiento están decreciendo rápidamente en todo el mundo. En algunas regiones del Tercer Mundo se empieza a tener una transición demográfica cuando las tasas de crecimiento caen como respuesta a una caída en las tasas de mortalidad. Aunque el rápido crecimiento de la población sigue siendo una seria preocupación en muchos países, en ninguna parte la densidad de la población explica el hambre. Por cada país densamente poblado y con problemas de hambre como Bangladesh, encontramos países como Nigeria, Brasil o Bolivia, donde abundantes recursos alimentarios coexisten con el hambre. Costa Rica, únicamente con la mitad de hectáreas de cultivo por persona de Honduras, tiene una expectativa de vida--uno de los indicadores de nutrición--once años superior a la de Honduras y muy cerca de la de los países desarrollados.
El rápido crecimiento de la población no es la causa originaria del hambre. Como el hambre misma, resulta de las desigualdades básicas que despojan a las personas, especialmente a las mujeres pobres, de oportunidades económicas y seguridad. El rápido crecimiento de la población y del hambre son endémicos a las sociedades donde la propiedad de las tierras, los trabajos, la educación, el cuidado de la salud y la seguridad de las personas de la tercera edad están fuera del alcance de la mayoría de las personas. Aquellas sociedades del Tercer Mundo con éxitos impresionantes y rápidas reducciones de la tasa de crecimiento de la población como China, Sri Lanka, Colombia, Cuba y el estado de Kerala en la India, demuestran que la vida de los pobres, especialmente de las mujeres pobres, debe mejorar antes de que pueda escoger tener menos hijos.
Realidad: Abundancia, no escacez, es lo que mejor describe la disponibilidad de comida en el mundo. Suficiente trigo, arroz y otros granos son producidos para proveer a cada ser humano 3.500 calorías al día. Esto sin considerar siquiera muchos otros alimentos consumidos comunmente, como vegetales, frijoles, nueces, tubérculos, frutas, carnes o pescados. Hay suficientes alimentos disponibles para proveer por lo menos 4,3 libras de comida por persona al día en todo el mundo: dos libras y media de grano, de frijoles y nueces, alrededor de una libra de frutas y de vegetales y casi una libra de carne, leche y huevos—esto sería suficiente para engordar a casi todo el mundo! El problema es que mucha gente es muy pobre para comprar los alimentos que hay disponibles. Inclusive muchos de los "países con hambre" tienen suficiente comida para toda su población en este momento. Muchos de ellos son exportadores netos de alimentos y de otros productos agrícolas.
Mito 2: La naturaleza es culpable de la hambruna
Realidad: Es muy fácil culpar a la naturaleza. Fuerzas creadas por los seres humanos están haciendo a la gente cada vez más vulnerable a los caprichos de la naturaleza. Hay siempre comida disponible para aquellos que puedan pagarla y la hambruna, en los tiempos difíciles golpea solamente a los más pobres. Millones viven al borde del desastre en el sur de Asia, Africa y otras partes, porque fueron despojados de sus tierras por una minoria poderosa, y están atrapados permanentemente por la presión de las deudas o recibiendo salarios miserables. Los eventos naturales rara vez explican las muertes; ellos son simplemente el empujón final sobre el abismo. Instituciones y políticas, hechas por seres humanos, determinan quienes comen y quienes pasan hambre en los tiempos difíciles. Asimismo, en los Estados Unidos, muchos de los que no tienen casa mueren de frío cada invierno y a pesar de esto la responsabilidad última no la tiene el clima. Los reales culpables son una economía incapaz de ofrecer a todos oportunidades y una sociedad que coloca la eficiencia económica por encima de la compasión.
Mito 3: Hay demasiada gente
La Realidad es que las tasas de nacimiento están decreciendo rápidamente en todo el mundo. En algunas regiones del Tercer Mundo se empieza a tener una transición demográfica cuando las tasas de crecimiento caen como respuesta a una caída en las tasas de mortalidad. Aunque el rápido crecimiento de la población sigue siendo una seria preocupación en muchos países, en ninguna parte la densidad de la población explica el hambre. Por cada país densamente poblado y con problemas de hambre como Bangladesh, encontramos países como Nigeria, Brasil o Bolivia, donde abundantes recursos alimentarios coexisten con el hambre. Costa Rica, únicamente con la mitad de hectáreas de cultivo por persona de Honduras, tiene una expectativa de vida--uno de los indicadores de nutrición--once años superior a la de Honduras y muy cerca de la de los países desarrollados.
El rápido crecimiento de la población no es la causa originaria del hambre. Como el hambre misma, resulta de las desigualdades básicas que despojan a las personas, especialmente a las mujeres pobres, de oportunidades económicas y seguridad. El rápido crecimiento de la población y del hambre son endémicos a las sociedades donde la propiedad de las tierras, los trabajos, la educación, el cuidado de la salud y la seguridad de las personas de la tercera edad están fuera del alcance de la mayoría de las personas. Aquellas sociedades del Tercer Mundo con éxitos impresionantes y rápidas reducciones de la tasa de crecimiento de la población como China, Sri Lanka, Colombia, Cuba y el estado de Kerala en la India, demuestran que la vida de los pobres, especialmente de las mujeres pobres, debe mejorar antes de que pueda escoger tener menos hijos.
Mientras esto se leia, en el proyector se podia ver el siguiente video:
Sin más que añadir, sólo me falta dar las GRACIAS a todas las personas que han hecho posible esta vigilia de oración y cena solidaria; desde las que prepararon el delicioso caldo, recogieron el pan y trageron el aceite. También nuestro agradecimiento para los que participaron en las reflexiones de la vigilia; a todos y todas, hombres y mujeres que un año mas se han sumado a la lucha contra el hambre. No desistais en vuestro empeño, sigamos haciendo "La Guerra al Hambre".
Por todos y todas, nuestra oración, la oración universal que nos enseñó Jesús:
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