CUARESMA

¿Señor, a quién iremos?

Un año más la Cuaresma, repetimos como un tópico los que ya no somos tan jóvenes, mejor, los que ya somos mayores, viniéndonos a la memoria el tiempo en que nos disponíamos a entrar en un ambiente de “penitencia”: silencio, oración, ayuno, limosna. Hoy la cosa pasa un tanto desapercibida porque hay otras realidades que nos encandilan más. Pero sea cual sea la edad, nadie puede eludir permanentemente la pregunta radical: ¿Qué hago, qué haré, cuál será mi futuro, qué camino tomar? ¿A dónde ir, qué norte tomar en la vida?
No otra cosa plantea la Cuaresma para el cristiano, pero en presente: ¿Hacia dónde voy? Y ante la encrucijada de caminos, sin saber con certeza cuál tomar, a lo mejor en lo más íntimo preguntamos:

¿Señor, a quién iremos?

 VENID A MI, 

YO SOY EL CAMINO

Un anuncio de Jesús para cada persona, sólo un anuncio como una oferta ante la confusión de voces que brindan de todo para luego no dar nada. Cristo es el Camino, pedregoso, escarpado, angosto dirá El, pero nunca solitario porque el sirve de guía, marca el sendero con un signo peculiar: la Cruz, que desde que él la llevó sobre sus hombros camino de la montaña santa, Calvario, es señal de servicio desinteresado, de amor hasta el extremo, en ella fue crucificado para la liberación total del hombre. El es el Camino, ese Camino concreto de entrega, que es duro; no lo camufla, en eso es sincero hasta quedarse solo, pero sólo “la Verdad os hará libres”, dijo a los que lo escuchaban.

 QUIEN SIGUE AL SEÑOR NO ANDA EN TINIEBLAS:

CRISTO ES LA LUZ

Innumerables los que han seguido a Jesús en las tristezas y gozos que la vida proporciona; cañadas oscuras por las que se camina, muchas; pero El, Buen Pastor, disipa los miedos con su compañía y con la compañía de hermanos que recorren la misma senda.
La Cuaresma es Camino hacia la Pascua. Y la Pascua es Cristo Resucitado, Vencedor de cualquier muerte que ahogue a la persona humana.

CUARESMA, CAMINO HACIA 

LA PASCUA